
1. El proceso de cambio constante de las ciudades
Si bien los procesos migratorios son constantes, no fue sino hasta el siglo XX que se inició una verdadera expansión demográfica en los países latinoamericanos. Así, los ciudadanos se ven afectados por los cambios que inevitablemente experimentan todas las ciudades, que también involucran procesos de renovación y regeneración urbana.
Barranco, en Lima, Getsemaní, en Cartagena de Indicas, Malasaña, en Madrid, son algunos ejemplos de ciudades que se han visto afectados por estos cambios, que han generado importantes beneficios a sus ciudadanos, a las empresas inmobiliarias, autoridades municipales y, por qué no decirlo, a la propia economía. Por ello, es importante que todo aquel interesado en el desarrollo de proyectos inmobiliarios y planeamiento urbano, entiendan y tengan en cuenta estos procesos.
Como sabemos, cada ciudad refleja los ideales, deseos y capacidades de quienes las habitan y de aquellas personas que llegan para habitarlas. Así, cada proceso lleva aparejados dos beneficios: la higienización y la modernización de las viejas ciudades. Sin embargo, la innegable revalorización de los suelos conlleva a la expulsión -consciente o inconsciente- de los antiguos residentes, por personas con un mayor poder adquisitivo, siendo necesario atender al correlativo desalojo de las clases populares.
En esta primera entrega queremos revisar brevemente cuáles son los principales aspectos de los procesos gentrificatorios, teniendo en cuenta algunos casos acontecidos en otras latitudes. Dichas bases nos servirán para analizar lo ocurrido en Perú, aportando las propuestas de Manzana Urbana que permitan el favorecimiento de la plusvalía de los suelos, sin desproteger a las poblaciones vulnerables pues creemos que todo proceso urbanístico debe de tener al ciudadano como uno de sus ejes centrales.

2. ¿Qué entendemos por gentrificación?
Podemos definir el concepto gentrificación como aquel proceso por el cual la población cambia por una nueva con un mayor poder adquisitivo que aprecia las particulares características de la localidad que se ve reformulada a las exigencias de los nuevos habitantes.
Típicamente, los espacios que han perdido su valor por falta de inversión (pública y/o privada), que poseen cuestionables índices de seguridad y salubridad, son los que poseen mayores probabilidades de ser gentrificados al poseer características que generan interés en sectores con mayor poder adquisitivo que los habitantes de aquellas localidades.

Las razones que están detrás de cada proceso son tan particulares como lo es la localidad que sufre el proceso gentrificatorio. La historia de la ciudad y las características que las hacen únicas, los cambios de paradigmas de los habitantes, las nuevas expectativas económicas, entre otros, favorecen las renovaciones de la ciudad.
Estas transformaciones, que ha llevado a algunos a denominar “turistificación” de los vecindarios, conlleva una serie de indudables ventajas para la población y la economía, dentro de los que la higienización y la modernización de las viejas ciudades resultan las más notorias. Por ello, consideramos importante su promoción desde las esferas públicas de inversión en proyectos inmobiliarios, la erradicación del comercio ambulatorio, entre otros.

Seguramente quien se encuentre interesado en el urbanismo[2] tiene ya una importante opinión formada respecto a las ventajas y desventajas propias de los procesos gentrificatorios, así como de la necesidad de contar con políticas públicas que puedan responder de forma adecuada frente a dicho fenómeno, así como los beneficios que su comprensión puede aportar a los desarrolladores inmobiliarios.

3. Etapas de los procesos gentrificatorios y agentes del cambio
Podemos señalar que, casi en su totalidad, el proceso gentrificatorio inicia con un primer acercamiento de aquellos que aun poseyendo una capacidad adquisitiva mayor se sienten atraídos por las particularidades de una localidad y optan por vivir en ella.
Los antiguos centros históricos, barrios obreros, zonas industriales, u otros espacios que cuentan características únicas que logran captar la atención de artistas y otros ciudadanos que se sienten atraídos y dotan a aquella localidad de un aura de romanticismo.

Luego de esta primera incursión, se lleva a cabo un proceso de lenta expansión. Otros ciudadanos se ven atraídos por este resurgimiento de los antiguos espacios, el crecimiento de nuevos espacios de diversión y, por qué no, movimientos culturales que toman fuerza. La apertura de comercios son un foco de atracción para esta segunda ola de nuevos pobladores que desplazan a los antiguos habitantes[3], reforzados por el fomento realizado desde diversos medios de comunicación.
Es en una siguiente etapa que los inversores inmobiliarios suelen tener incentivos suficientes para invertir, pues el interés en vivir en estas localidades permite adquirir viejos espacios para el desarrollo de proyectos inmobiliarios, obteniendo réditos de la plusvalía del terreno.
Las ventajas del desarrollo de estos proyectos son indudables. La eliminación de guetos, la higienización, reducción de espacios de delincuencia, atracción de turismo, el mejoramiento de los servicios básicos (aunque esto es muchas veces motivo de controversia), el incentivo del comercio, la creación de empleos, recaudación tributaria, entre otros, son los principales aspectos visibles de estos procesos.

Además, desde la perspectiva fiscal existen también importantes beneficios. El Estado obtienen mayores recursos gracias a los tributos que estas empresas generan, así como por los impuestos y arbitrios pagados por los propietarios de las nuevas viviendas. Este incremento de recaudación trae consigo la posibilidad de mejoras de los espacios públicos, permitiendo un círculo virtuoso para el desarrollo de la ciudad.
En este sentido, resulta válido sostener que los principales agentes del cambio serían los hípsters, en tanto pioneros de estos procesos, y las inmobiliarias, en cuanto inversores comprometidos con el desarrollo de la ciudad.
4. ¿Beneficioso? sí, pero no libre de problemas…
Sin desmerecer las innegables ventajas que la gentrificación de las ciudades puede aportar, es también incuestionable que esta puede generar daños importantes a una parte de los ciudadanos. Así, los antiguos pobladores tienen dos opciones: mayor tugurización o dispersión, con la consecuente pérdida de relaciones que ello conlleva. No es de extrañar que en algunos lugares exista un fuerte rechazo a los procesos gentrificatorios. De ello, así como de las propuestas para una adecuada implementación que permita la renovación y regeneración urbana sostenible, hablaremos en una siguiente entrega.

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[*] El presente artículo no pretende ser académico, sino únicamente despertar el interés en el tema tratado y colaborar con algunas ideas que puedan ser implementadas con un mayor desarrollo.
[1] Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
[2] Al hablar de “urbanismo” lo primero que notamos es lo curioso que resulta el hecho de que tanto arquitectos como abogados, amén de otras profesiones, han reclamado como suyo este campo de estudio. Desde una perspectiva legal, podemos definir al urbanismo como una función pública que tiene por objetivo la ordenación jurídica de la ciudad y del suelo en el que se asienta. RIBEYRO, José Luis, Manual básico de derecho urbanístico, Madrid: Tecnos, 2018, p. 62.
[3] Algunos autores, como Lance Freeman, para quienes el desplazamiento no es una característica invariable del fenómeno gentrificatorio. El autor apoya su afirmación en estudios realizados en los procesos ocurridos en Harlem y Clinton Hill, en New York.